De Ayacucho, sus retablos
- Daniela Alcalde
- 4 feb 2022
- 3 Min. de lectura

En el 2017, hace ya 5 años, se estrenó la película “Retablo” del director Álvaro Delgado Aparicio, la cual recuerda que a diferencia que ciertos temas se siguen considerando como un tabú generando rechazo e incomodidad en la población y si bien se da principalmente al interior del país, es algo que también se siente en la capital.
Esta película, escrita y grabada casi por completo en quechua, nos presenta una familia de Ayacucho compuesta por Noe, Anatolia y el hijo de estos, Segundo. Padre e hijo se dedican al arte de la elaboración de retablos, no solo por supervivencia, también por una cuestión de costumbres. El punto clave de esta historia el descubrimiento que hace Segundo acerca de su padre, cambiando así la percepción que tiene sobre él lo cual lo llena de confusión, algo reflejado en su cambio de comportamiento al no saber como comportarse frente a él.
El largometraje nos recuerda como en el interior del país, la sexualidad y la identidad de género son temas que no se hablan de forma abierta generando que, en muchos casos, la población sea intolerante ante situaciones que no concuerdan con su realidad o con lo que ellos piensan que es “normal” y que son capaces de hacer lo que sea para borrar lo que pueden considerar como inmoral o impuro.
A nivel visual, el director no para de crear semejanzas con los retablos cada vez que una escena empieza o culmina, enseñándonos así todo lo que puede suceder dentro de una de estas artesanías y que son plasmados gracias a la memoria del creador y su habilidad con las manos para poder recrearlas en el yeso.
Por otro lado, no podemos dejar que pase desapercibido el trabajo de cámara que realizan para mostrarnos situaciones cotidianas y que nos logra dar un acercamiento a la relación entre Noé y Segundo. Una relación padre e hijo que comienza siendo comprensiva y amorosa para luego lograr sobreponerse a un momento de crisis y así lograr que vuelvan a encontrar su relación, pero esta vez desde la compresión del hijo.

En cuanto al desenvolvimiento de los actores, Junior Béjar nos sorprende en lo que es la primera actuación profesional de su vida. El joven fue seleccionado por el mismo director, quien no se equivocó ya que Béjar logra una conexión con su personaje y para así poder mostrarnos la verdadera visión de un joven provinciano en cuanto a los tabús con los que crece.
Al reparto se le suma Magaly Solier, quien ya es un rostro conocido para muchos peruanos con respecto a películas que nos muestran la realidad andina. La actriz hace alarde de su experiencia con escenas que muestran el amor de madre y la preocupación de su personaje, así como de su frustración, despecho e ira que hasta te hacen empatizar con ella.
Por último, dentro de los actores principales tenemos a Amiel Cayo, quien no se queda atrás en su interpretación al mostrarnos un personaje que trata de esconder su verdadera naturaleza tras la máscara de cabeza de familia perfecto. Cayo logra que nos conectemos con Noe y sintamos como muestra su desgracia, llegando a querer protegerlo de la intolerancia.
Sin mucha discusión, “Retablo” ha logrado establecerse como una de las mejores películas peruanas en los últimos años. Esto, sin la necesidad de ser comercial ya que su éxito se debe, principalmente, a su calidad narrativa y visual que logran llegar al espectador. Actualmente, se encuentra disponible en Netflix junto a otras películas peruanas que representan nuestra diversidad cultural.
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